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La violencia sexual al igual que otras formas de violencia contra las mujeres ha sido reconocida como un grave problema social y de salud pública, tanto en la disciplina psicológica, como por los instrumentos internacionales que nuestro país ha suscrito y ratificado, así como una clara violación de los derechos humanos y constituye una manifestación común de la violencia basada en género que evidencia el lugar desigual que las mujeres ocupan en nuestra sociedad.
La violencia sexual se define como: “todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de esta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo”
Algunas de las principales alteraciones emocionales que presentan las víctimas son las siguientes:
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Culpa
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Ansiedad
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Angustia
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Miedo
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Inseguridad
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Enojo
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Tristeza, que puede convertirse en depresión
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Irritabilidad
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Baja autoestima